viernes, 25 de marzo de 2016

Las expectativas nos joden la vida (y las películas también)


Hacía tiempo que quería hablar de tres cosas: Deadpool, the Hateful Eight y dar mi opinión sobre las expectativas. Luego me di cuenta de que soy una vaga y podía hacer un maravilloso 3 en 1. Ahorrándoos spam, y mi tiempo, el cual últimamente es escaso. 

"¿De qué me hablas y qué tienen esas cosas que ver?" Os estaréis preguntando. 

Pues bien, tienen mucho que ver puesto que quería explicaros que las decepciones son una putada, hablando en plata, y es de lo peor que nos puede ocurrir. Además, estas nos las provocamos nosotros mismos por nuestra obsesión por crearnos expectativas. Y cuando fui a ver estas películas, vi solo dos ejemplos más de esta teoría.

El hecho de ser emocionalmente influenciables es una cagada del listillo que diseño el ser humano. Si pudiéramos ser razonables de verdad y decir: Bien, mantengamos las esperanzas bajo mínimos porque el futuro es incierto y puede que no sea todo lo que yo quiero. Todo nos iría mejor. Muchísimo mejor.

Pero por mucho que lo intentamos, no nos controlamos. Y por mucho que intentas no prejuzgar una película por lo que otros te dicen, zas, lo haces.

Esto es lo mismo que pasa cuando conoces a una persona. Si todos te han dicho que es un asco de persona, por muy imparcial que quieras ser, esa opinión ya esta ahí, y si encima se suman más con lo mismo.... malo. Mucho tendrá que demostrar la persona para cambiar esa opinión, la base ya es nefasta.

Nota: El que diga que lo que el resto le cuenta no le influye y que conoce a una persona sin prejuicios y blablablah, es un bellaco mentiroso amante de la hipocresía o se engaña a si mismo, y no sé que es peor.

Pues bien, todo el mundo decía que eran unos peliculones 10/10 y encima añade que adoro a Tarantino. Casi sin presión. Pues me pasó que salí de la sala de cine entre contenta y abatida. 

Porque eso es lo que hacen las expectativas. Claro que son dos buenas películas que dan lo que prometen, pero esas expectativas hacen que cualquier cosa que te den no sea suficiente a lo que tu propia imaginación esperaba recibir. 

Sobre todo, por mi parte, el caso de Hateful Eight, porque se hace en algunos momentos hasta tediosa y lenta, y con escenas totalmente prescindibles. ¿Sigue siendo una gran película con grandes momentos? Si, claro. Pero como mi mente pensaba ya en una obra maestra, pues salí en medio de una nube de confusión. 

Lo mismo pasa con la vida. Tú, iluso e ingenuo angelito, te montas una fiesta en la cabeza y luego ya no fue lo mismo. Ese sabor agridulce. ESE AGRIDULCE. 

Porque tu te creas una imagen de algo, y piensas que siempre será así (tan conscientes de que todo cambia e ingenuamente siempre esperamos que todo se quede igual...si es que somos tontos) y de repente, hostia contra el suelo.

Pero en el terreno de las decepciones, una película es demasiado corta como para decepcionarte. Pobre, no le demos a Tarantino tanta presión. Quizá una serie que dura más en el tiempo y hasta podemos permitirnos cogerle cariño. A mi hay finales de series que me han roto un poco el corazón y no he vuelto a ser la misma desde entonces. 

A las películas, como mucho, podemos echarles la culpa de jugar ese maldito papel a crearnos una imagen de algún sitio o situación. Como la de ir al instituto, que después de High School Musical si no te encuentras todo el mundo bailando en el patio, el mundo parece un lugar más frío y hostil. O cuando un conjunto de películas te crean una concepción de un tema, como las películas amorosas, que se les llena la boca de empastelamiento. 
A ver, que alguien me explique como se consigue eso en la vida real porque aún estoy esperando a Channing Tatum. Esas decepciones si que duelen y no cuando una persona que pensabas que era tu amigo te apuñala a sangre fría por la espalda. 

Pero qué le vamos a hacer. No porque no podamos controlar nuestras expectativas vamos a dejar de vivir. 
Para demostrar que nos equivocamos o que estábamos en lo cierto tendremos que dar un paso al frente. No vamos a dejar de ser emocionales porque luego nos podamos hacer daño. Partiendo de la base de que es físicamente imposible, cosas que tiene ser un ser humano. No es que ahora yo sea muy valiente. Quizá tu gato no tiene estos problemas (vivan los gatos) pero tú sí. 

Y aprendemos a vivir con ello, o no, pero sobrevivamos al menos hasta que la próxima película de Bridget Jones rompa un poco nuestros corazones. 

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