martes, 12 de mayo de 2015

Tallas ¿reales?

Hoy quiero hablar de moda.

Quizás no soy una fashion victim ni una influencer, pero si que puedo hablar de cánones de belleza, de complejos, o en definitiva de porqué el mundo está tan podrido por dentro.

Me he encontrado con un anuncio de una agencia de modelos contratando una modelo de talla 54. Y me he alegrado y preocupado a la vez. Me explico, tengo sentimientos encontrados:
Me he alegrado porque si estáis atentos a las redes sociales, hay un movimiento que está cogiendo fuerza a favor de las “gordibuenas”. Diferentes webs y foros en internet han empezado a fomentar el hecho de sentirse bien con unos quilos de más. Y eso está bien. No solo bien. Eso está de puta madre.

Está bien porque en los últimos años, el modelo de belleza al que tenías que aspirar era el de parecerte todo lo posible a un bicho palo. Y eso es de todo menos saludable. Una cosa es que tu por genetica, tengas una constitución fina y delgada. Pero si tu constitución simplemente no es así, ¿Por qué sentirse mal por ello? ¿Por qué llegar a transtornos alimenticios o obsesiones insanas para conseguir ese tipo de cuerpo? 

Pero también me ha preocupado. Preocupada por esta sociedad extremista. Porque ahora una chica rellenita se siente mal por no entrar en una 36, pero con todo el movimiento que hay ¿Qué pasará al final? ¿Qué una chica con una 34 se tendrá que sentir inferior por no tener esas curvas?

Sé que es exagerado y estoy especulando sobre un futuro lejano, pero intenta entenderme. Nos vamos de un extremo a otro y olvidamos lo importante.


Estudio publicidad. Vale, quizá ahora piensas que a ti qué te importa. Pero lo que quiero decir es que como futura publicitaria que me gustaría llegar a ser, estos modelos me preocupan. Olvidamos que lo importante es transmitir un modelo saludable. Claro que debe ser atractivo para atraer al público, pero es que una modelo de 34 puede ser igual de bella que una de 46.


La belleza podemos encontrarla en cualquier cuerpo, pero lo importante es que le transmitas a esas mentes más influenciables a trastornos alimentarios, que la belleza no se trata de talla. Que la belleza está en cualquier cuerpo. En tu cuerpo. Y que debes cuidarlo, que no por los quilos que peses o la figura que tengas vas a estar automaticamente enferma o saludable. Lo importante es que te sientas bien contigo misma y que te cuides.


Y si quieres cambiar tu cuerpo, adelante. Esfuerzate, come sano, sé el tipo de persona que quieras ser. Pero que conste que es muy diferente cambiar algún aspecto de tu cuerpo por propia convicción, por salud, que necesitarlo por el resto. Cambiarlo para que la sociedad me acepte, para que alguien me quiera porque yo no me quiero. Es jodidamente diferente. 

Pero me preocupa que el movimiento de tallas grandes acabe en algo contraproducente: Agencias que antes nos mostraban un modelo esquelético intentan adaptar el discurso, pero no porque decidan vender un modelo saludable, sino porque ahora tendrán más beneficio con una modelo 54 que con un 34. Mueve más personas, ergo mueve más dinero.

Cambiando así poco a poco hasta ser el imperante, de un extremo a otro, los canones de belleza. 

Es simple, los trastornos cambian. Y sin un compromiso real hacía la desaparición de canones extremos, mientras no existan acciones reales hacia modelos más saludables, lo que digan las marcas sobre tallas reales será un ROLLO


El discurso de las tallas grandes también son reales es necesario en estos momentos, sobretodo porque, como experiencia propia, encontrar ropa que no sea jodidamente horrible y que sea más de un L es difícil actualmente. Para empezar, por ahí. Y luego para ayudar a miles de mujeres a encontrar el amor propio a pesar de los canones de belleza o la talla de las modelos de pasarela. 

Pero con cabeza, no perdamos el objetivo último que no es esto. Es acabar con esas presiones y promover desde pequeños un modelo de cuerpo saludable. Porque la belleza ya se encuentra en todos lados y tiene muchas fomas. 


¡Besos y hasta nunca!